Después de las elecciones en Catalunya, 10 ciudades catalanas emergen como peligrosos invernaderos de la extrema derecha xenófoba en 2011. Hay que seguirles el rastro porque en esos 10 municipios están todos los ingredientes para el avance del discurso racista.
Manresa, Martorell, Hospitalet de Llobregat, Vic, Manlleu, Tortosa, Roquetes, Vendrell, Salt y Mollerusa son diez pequeñas ciudades donde el discurso del desprecio hacia el otro ha calado. A veces incluso ha calado mucho. En las próximas elecciones municipales los portavoces del "extranjeros fuera, España para los españoles" pueden decidir gobiernos en estas diez ciudades catalanas.
Pintada en los suburbios de Madrid |
Con esa autocomplacencia tan hispana, hace cinco años se decía que en España no había lugar para un partido racista. Aunque hace diez años también se decía que no había muestras de racismo y luego pasó o que pasó en El Ejido y en Elche y en muchos y pequeños rincones perdidos.
En cada una de esas ciudades donde la Plataforma x Catalunya ha ganado terreno la tasa de extranjeros supera el 15%. En algún lugar llega casi al 40%. Pero eso no lo explica todo.
El líder de la extrema derecha catalana con cartel anti mezquitas, frente a la sede del Equipo de Extinción de Incendios de los Bomberos |
Casi todas son ciudades industriales, o agroindustriales. Todas han recibido inmigración española del sur y del oeste del país en los años 50, 60 y 70. En todas el crecimiento de la población extranjera ha sido bastante abrupto. En todas hay varias comunidades extranjeras pero suele dominar un solo grupo, el magrebí. En todas, durante muchos años, los políticos prefirieron no hablar de inmigración; ni siquiera exhibir las políticas que hacían con los inmigrantes. Todo por el temor a perder votos. Tanta política clandestina hacia el inmigrante, tanta presentación del extranjero como un pobre muerto de hambre al que otorgarle caridad, tanto doble discurso, tanta contradicción (extranjero bendito si enriquece, maldito si reivindica) tenía que tener sus frutos: si nadie se atreve a defender con convicción la riqueza de tener inmigración, ¿qué tiene de extraño que vaya ganando terreno el rechazo y el recelo?
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